¿Qué son los trastornos alimenticios?
Un trastorno hace referencia a un conjunto de
síntomas, conductas de riesgo y signos que puede
presentarse en diferentes entidades clínicas y con
distintos niveles de severidad; no se refiere a un
síntoma aislado ni a una entidad específica claramente
establecida.
Los trastornos alimenticios se presentan cuando
una persona no recibe la ingesta calórica que su
cuerpo requiere para funcionar de acuerdo con su
edad, estatura, ritmo de vida, etcétera.
Los principales trastornos alimenticios son la anorexia,
la bulimia y la compulsión para comer, del que
no hablaremos mucho aquí.
La anorexia se caracteriza por una gran reducción
de la ingesta de alimentos indicada para el individuo
en relación con su edad, estatura y necesidades
vitales. Esta disminución no responde a una falta de
apetito, sino a una resistencia a comer, motivada por
la preocupación excesiva por no subir de peso o
por reducirlo.
En la bulimia el consumo de alimento se hace en
forma de atracón, durante el cual se ingiere una gran
cantidad de alimento con la sensación de pérdida
de control. Son episodios de voracidad que van
seguidos de un fuerte sentimiento de culpa, por lo
que se recurre a medidas compensatorias inadecuadas
como la autoinducción del vómito, el consumo
abusivo de laxantes, diuréticos o enemas, el ejercicio
excesivo y el ayuno prolongado.
En la compulsión para comer se presenta el síntoma
del atracón sin la conducta compensatoria.
Por ello, quien lo padece puede presentar sobrepeso.
Quienes presentan anorexia o bulimia piensan casi
exclusivamente en cuánto y cómo comen o en
dejar de hacerlo, y están pendientes de su imagen
de manera obsesiva, piensan mucho en cómo y
en cómo son vistos por los otros. Detrás de estos
comportamientos hay una preocupación absoluta
por el peso, por no engordar, por mantener una
delgadez extrema o conseguir una mayor. La imagen
corporal de sí mismo está distorsionada y no
corresponde a la realidad.
Una misma persona puede presentar diversos comportamientos
y en muchos casos es frecuente encontrar
las conductas alternadamente por periodos
de tiempo específicos; la mayor incorporación de
comportamientos patógenos puede indicar el avance
del padecimiento.
La Anorexia nerviosa es el miedo intenso a engordar, que no disminuye
con la pérdida de peso.
Alteración de la silueta corporal, exagerando
su importancia en la autoevaluación y negando
los peligros que provoca la disminución de peso.
Pérdida de por lo menos 25% del peso original.
En menores de 18 años de edad debe añadirse
al peso inicial el que correspondería aumentar
de acuerdo con el proceso de crecimiento y considerando
que, una reducción de peso cercana
a 15% es valorada como riesgo médico.
Negativa a mantener el peso corporal por encima
del mínimo, según edad y estatura.
A estos criterios pueden agregarse los siguientes:
Pérdida de peso autoinducida por conductas
compensatorias: vómitos, laxantes, diuréticos
y exceso de actividad física.
Retraso en el desarrollo puberal: falta de crecimiento
de los senos, amenorrea primaria o
secundaria.
En los varones, los genitales no se
desarrollan y hay pérdida del interés y de la potencia
sexual.
Se especifican dos tipos de anorexia:
Tipo restrictivo: la pérdida de peso se obtiene
haciendo dietas, ayunos o ejercicio excesivo. No
se recurre a atracones ni a purgas.
Tipo compulsivo-purgativo: se recurre regularmente
a medidas purgatorias como inducción
al vómito, uso de laxantes, diuréticos y enemas.
Bulimia
Episodios recurrentes de voracidad:
- Comer en corto período de tiempo gran cantidad
de alimentos.
Falta de control sobre la alimentación durante
el episodio.
Promedio de dos episodios de voracidad semanales
durante tres meses.
Autoevaluación “indebidamente” influida por
la forma y el peso corporales.
Conducta compensatoria:
- Purgativa: vómitos autoinducidos, laxantes,
diuréticos.
No purgativa: ayuno, ejercicios físicos extenuantes.
¿Como se detectan?
Señales físicas
Algunos indicios de los trastornos alimenticios son
detectables a simple vista. En el caso de la anorexia,
el primero y el más visible es la continua y prolongada
reducción de peso, que puede conducir a la
delgadez extrema y a la desnutrición; ésta se refleja
en la piel reseca y con color grisáceo o amarillento,
las uñas quebradizas, el debilitamiento o la caída
del cabello, la intolerancia al frío y la persistencia
de bajas temperaturas en pies y manos, que adquieren
un color morado.
La bulimia es más difícil de detectar porque los
atracones y las compensaciones se hacen en secreto
y no derivan necesariamente en una continua pérdida
de peso. En el caso de quienes vomitan es necesario
buscar signos físicos acompañantes como
lesiones o pérdida del esmalte dentario, escoriaciones
en las articulaciones interfalángicas de aquellos
dedos utilizados para provocar el vómito.
Señales psico-sociales
Las personas con trastornos alimenticios se aíslan
socialmente, se vuelven irritables, se sienten
culpables o están malhumoradas. La ansiedad, la
impulsividad y la inestabilidad emocional son rasgos
predominantes en quienes padecen bulimia.
A veces estas sensaciones se exacerban cerca de
las horas de comida.
La permanente preocupación por el peso y la delgadez
de quienes sufren estos padecimientos, por
un lado, se extiende al entorno social, de tal modo
que critican incisivamente la gordura y, por otro,
preguntan constantemente a los demás cómo se
ven y se comparan insistentemente con otras personas.
Como la percepción de sí mismos es distorsionada,
recurren a los otros en busca de
aseguramiento y corroboración.
Las personas con trastorno alimentario no pueden
experimentarse a sí mismas como individuos unificados
o autocontrolados, capaces de dirigir su vida.
Cuando la anorexia se desarrolla, sienten que la
enfermedad está causada por una fuerza misteriosa
que las invade. Otras relatan que se sienten
divididas, como segmentadas en dos personas.
Aunque pocas lo expresan abiertamente, a lo largo
de sus vidas han sentido que ser mujer representaba
una desventaja y que soñaban con triunfar en
áreas generalmente consideradas “masculinas”.22, 23
Al mismo tiempo, las personas con trastornos alimenticios
presentan, tanto alto rendimiento estudiantil
como desempeño escolar o profesional, en
contraposición con desajustes en lo social, sexual
y, en su caso, marital.
¿Cómo afectan a la salud física los trastornos alimenticios?
Los efectos de los trastornos alimenticios en la salud
son diversos grados de desnutrición y desequilibrios
fisiológicos que producen diferentes complicaciones.
Los problemas cardiacos van desde las arritmias,
debido al abuso de medidas evacuativas, hasta la
disminución del tamaño de las cavidades del corazón,
disfunciones de las válvulas cardiacas, baja
presión arterial y mala circulación. Hay un alto índice
de mortalidad, que va en aumento, debido a problemas
cardiacos como consecuencia de trastornos
alimenticios. Por ello se recomiendan mediciones
y exámenes específicos.
La inducción del vómito en la bulimia puede provocar
agrandamiento de las glándulas salivales, alcalosis
metabólica, pancreatitis, hematemesis, esofagitis,
hemorragia digestiva e hipopotasemia, las cuales
pueden causar un ataque cardiaco. El abuso de conductas
purgativas puede provocar desequilibrios
hidroelectrolíticos de gravedad.
En el caso de las mujeres, la amenorrea -en la
anorexia- y las irregularidades menstruales -en la
bulimia- son síntomas importantes y resultan
útiles para establecer un diagnóstico diferencial.
En el caso de los hombres se presenta disminución
del interés sexual, de los niveles de testosterona y
anormalidades testiculares.
En ambos padecimientos se presentan síntomas
gastrointestinales como dolores e inflamación abdominal,
fuertes cólicos, constipación y diarreas
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